Un cantante único
No sé si lo conocéis, pero voy a babear un ratito con el grandioso Jacques Brel. Archiconocidísimo por la maravillosa "Ne me quittes pas", este belga era un poeta disfrazado de cantante. No era agraciado en absoluto, puede que su voz no fuera de las mejores, pero qué potencia, qué manera de interpretar y sufrir y sudar la camiseta. Nadie ha sabido cantar sus poemas como él.Ya no hay muchos cantantes así, de los que se dejan la piel y el resuello en escenario.Edith Piaf dijo de él que un hombre no debería cantar así. Hay que verlo para creerlo.
Iba a poner "Ne me quitte pas", donde hay delicias como:
"Buscaré en la tierra
incluso después de mi muerte
para cubrir tu cuerpo
de oro y de luz.
Crearé un lugar
donde el amor será el rey
donde el amor será la ley
y tú serás la reina"
¿Y qué me decís de:
"Déjame ser la sombra de tu sombra,
la sombra de tu mano,
la sombra de tu perro"
Por Dios, ¿no se os pone los pelos de punta?
Pero no, me he decidido por "Dans le port d'Amsterdam". Sencillamente desgarradora y perfecta. Y no vale con que os ponga la preciosísima letra, tenéis que ver la pasión con que la escupe y la vive y la sufre, por eso voy a recurrir de nuevo a Youtube, lo que no sé todavía si es muy correcto.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que cantan
los sueños que les asedian.
en la inmensidad de Amsterdam.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que duermen
tendidos como oriflamas
a lo largo de los sombríos acantilados.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que mueren
llenos de cervezas y dramas
en los primeros albores del alba.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que nacen
en el calor espeso
de las calmas oceánicas.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que comen
en manteles blnquísimos
pescados relucientes
os muestran unos dientes
capaces de triturar la suerte
de menguar la luna
de zamparse un obenque
y huele a bacalao
hasta en el corazón de las patatas fritas
de las que piden más y más
con sus gruesas manos.
Luego se levantan riendo
con ruido de tempestad
se abrochan la bragueta
y salen eructando.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que bailan
frotándose la panza
en la panza de las mujeres
y giran y bailan
como soles escupidos
al compás desgarrado
de un rancio acordeón.
Retuercen el cuello
para mejor oírse reir
hasta que de golpe
el acordeón expira.
Entonces con un gesto ceremonioso,
con una mirada orgullosa,
conducen a su holandesa
hasta la plena luz.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que beben
y beben y vuelven a beber
y vuelven a beber más aún.
Beben a la salud
de las putas de Amsterdam,
de hamburgo o de cualquier parte.
Al fin beben por las damas
que les dan su bonito cuerpo
que les entregan su virtud
por una pieza de oro.
Y cuando están bien bebidos,
se plantan cara al cielo,
se limpian los mocos en las estrellas.
se mean igual que yo lloro
por las mujeres infieles.
En el puerto de Amsterdam
En el puerto de Amsterdam.
Y aquí tenéis al maestro.
Iba a poner "Ne me quitte pas", donde hay delicias como:
"Buscaré en la tierra
incluso después de mi muerte
para cubrir tu cuerpo
de oro y de luz.
Crearé un lugar
donde el amor será el rey
donde el amor será la ley
y tú serás la reina"
¿Y qué me decís de:
"Déjame ser la sombra de tu sombra,
la sombra de tu mano,
la sombra de tu perro"
Por Dios, ¿no se os pone los pelos de punta?
Pero no, me he decidido por "Dans le port d'Amsterdam". Sencillamente desgarradora y perfecta. Y no vale con que os ponga la preciosísima letra, tenéis que ver la pasión con que la escupe y la vive y la sufre, por eso voy a recurrir de nuevo a Youtube, lo que no sé todavía si es muy correcto.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que cantan
los sueños que les asedian.
en la inmensidad de Amsterdam.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que duermen
tendidos como oriflamas
a lo largo de los sombríos acantilados.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que mueren
llenos de cervezas y dramas
en los primeros albores del alba.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que nacen
en el calor espeso
de las calmas oceánicas.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que comen
en manteles blnquísimos
pescados relucientes
os muestran unos dientes
capaces de triturar la suerte
de menguar la luna
de zamparse un obenque
y huele a bacalao
hasta en el corazón de las patatas fritas
de las que piden más y más
con sus gruesas manos.
Luego se levantan riendo
con ruido de tempestad
se abrochan la bragueta
y salen eructando.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que bailan
frotándose la panza
en la panza de las mujeres
y giran y bailan
como soles escupidos
al compás desgarrado
de un rancio acordeón.
Retuercen el cuello
para mejor oírse reir
hasta que de golpe
el acordeón expira.
Entonces con un gesto ceremonioso,
con una mirada orgullosa,
conducen a su holandesa
hasta la plena luz.
En el puerto de Amsterdam
hay marinos que beben
y beben y vuelven a beber
y vuelven a beber más aún.
Beben a la salud
de las putas de Amsterdam,
de hamburgo o de cualquier parte.
Al fin beben por las damas
que les dan su bonito cuerpo
que les entregan su virtud
por una pieza de oro.
Y cuando están bien bebidos,
se plantan cara al cielo,
se limpian los mocos en las estrellas.
se mean igual que yo lloro
por las mujeres infieles.
En el puerto de Amsterdam
En el puerto de Amsterdam.
Y aquí tenéis al maestro.